La belleza del lenguaje florido mexicano

Desconozco si todos los mexicanos somos dicharacheros, pero en mi caso me encanta utilizar los dichos y refranes al conversar con los amigos o escribir. Desconozco de dónde sale esa picardía para utilizarlos en el momento justo, como la de -Orden dada, no supervisada, se la lleva la chingada-, que enaltece la belleza del lenguaje florido mexiacano

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